jueves, 27 de septiembre de 2012

Sin nombre


Apoyé mis manos sobre  los restos de mi enorme amor, intenté abrir con la llave que guardo desde hace tanto en mi corazón.  Cerrè mis ojos para recordar aquel Fulton flotando como estela justo bajo mi nariz, quise soñar con una señal que me llevara a vos, pero quien menos esperaba o quien mas esperaba  impidió reencontrarme con mis recuerdos, los amados, los de niña. Campanita lloró, en un silencio de sepulcro, sobre un cesped regado, con aroma y sabor de sal. Mis oídos atentos al sonido retumbante de pasos, la frialdad de una invisible espada, el filo doloroso de lo  que ocurre frente a mi. La mano enemiga que blandió con astucia pegando en el centro de la raíz, entendía que a destajo y desgajo me dió donde más quemaba. Tristeza acercó su mano, acarició mi hombro, era el día donde se compadeciò de lo que  provocaba en mi. Tristeza lloró en derredor mió, dentro mío, en mis ojos sus pupilas inundadas. Desandé pasos, los pétalos de mi ramo caían sin piedad sobre un errático camino ya transitado.  Busqué la forma de disculpar tanto abandono, tanto desamor al propio amor, porque tambièn eran míos los despojos adorables de aquello pasado. Ya solo puedo preguntar a un cielo encapotado porque te olvidaron entre tantos,  sin nombre ni destino.  Campanita intentó sin logro alguno, tañir para despertar la profundidad de tu descanso, pero quedó en silencio, frente a los que con nombre descansaban tan cerca del lugar donde  te fui a buscar y mi propia sangre dejó que te perdieras. Campanita mira de frente, pero la bruja del cuento, vestida de hada buena, engañadora y sùtil, destiló el veneno de la envidia. 

La niña de tus ojos, la de tus cabellos de ángel, quien más te amó.....
                    Yuli ( Junio '12) 

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