jueves, 27 de septiembre de 2012

Al niño que fuiste

Soy la misma le dije, algún sentido debía encontrarle a mi respuesta. El eterno silencio de sus labios dibujaron una mueca, busqué en mi memoria la sonrisa suave que solía tener tiempo atrás, bastante para atrás de mi vida debía dirigirme. No sabría decirle si sentía nostalgia por lo que fue o dolor por lo que se instalaba. Toda la historia se dio vuelta, el maremoto de los sentimientos giró la tierra bajo mis pies. Como podría seguir mi derrotero si no abandonaba mi constante miedo a seguir viva, miré sus ojos de miel, acaricié la forma de su rostro con el amor de siempre. Lo perdí y lo expresé en tan alta voz que me sacudió a mi misma, su mano se fue acercando, tibia, suave, surcada por venas que latían con la furia de la juventud. Sentí el llanto de un niño resonando a lo lejos, el aroma de las lociones que nos transportan al pasado, recordé su tamaño, su calor al apoyarlo en mi pecho, aquel chiquilín de los pelos rebeldes y el remolino que me hacía rabiar por las mañanas al intentar, con sabias manos, bajarlo al nivel del resto de su cabello....Sus enojos y caprichos, la fascinación por coleccionar esos cochecitos de colores, enganchados como un trencito directo al arco iris de un cielo imaginario, su locura por ser un gran ingeniero desarmista, los gritos por sus raras ganas de tragar los chicles ante la amenaza de: Se te pegan los chinchulines!!  Madre, madre enojona, alegre, eterna, vivaz hasta la médula, levanté la mirada y me encontré con un hombre, hermoso con sus pelos revueltos como cuando niño, rebelde por la adolescencia aún agazapada en su apariencia tan viril. A mis ojos no me engañaba, aún era el niño mío, el que creció tan de golpe o lo hizo despacito, tanto que no me di cuenta. Estaba allí al frente, sentí su hermoso perfume, la sonrisa le subió al rostro, entendí que era ternura, la de siempre.  No es posible que vuelva a ser el pequeño revoltoso de aquellos años me dije en mi propio silencio interior, leve tristeza y de pronto al mirarlo descubrí que mi hijo siempre viviría disfrazado en este niño ya convertido en hombre.
      
                                                       Yuli ( Junio '12) 

 

1 comentario:

  1. Envolviste a tu criatura en esa miel, que él nunca dejó de notar y sentir...

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