Una explosión de color invadió el horizonte, apoyada sobre el tronco del árbol a medio deshojar, observé a la distancia las siluetas dibujadas cuando el sol, en un intento vano, se pretendió esconder. Lo seguí con la mirada, interrogué a la luz escurridiza por los pasadizos internos de mi alma. Quise tenerte cerca, tanto que te confundieras con mi cuerpo, tu brazo a mi alrededor, protector y tibio, cerré los ojos al recuerdo de la humedad de tu beso último. La nostalgia invadió mi interior, el exterior se confundió envuelto en pasados y presentes, los antes y ahora, lo que fue y lo que es. Acaricié la alfombra casi verde y sentí frío, recordé las veces que sentada allí escapó de mi corazón un suspiro que no te nombraba, ya no, no le permití pronunciarte. Como olvidar la historia marcada a candente fuego hasta en mis alas de ensueño, la página del amor inconcluso. Llegaste tarde, llegué temprano, no era la hora señalada para un sentir que se confundió y terminó siento una hermosa ternura. Invadida por tu lejana compañía, supe que desde aquel día no te irías. No servía borrar lo que no quería, la flecha de un buen amor se clavó profundo y sin dolor en el corazón maltrecho de quien no sabía hacia donde ir. Mi puerto seguro, mi isla, el oasis, el refugio de quien persigue sueños. Como paloma de alas quebradas no pude remontar el vuelo, tus manos me tomaron seguras, apoyada ya en tu pecho encontré un hueco donde cobijarme de una esperada tempestad, allí nada podía dañarme. Había escapado de la jaula que me mantenía presa, en libertad supe volar de a ratos alto, bajo, otras muy rápido y la mayoría a ras del propio suelo. Disfruté mi andar por un cielo tantas veces lagrimeando, mascullando truenos, entre rayos y lloviznas, volé empapada hasta los huesos, a sabiendas que siempre protejerías a esta paloma.
Entre tus manos formaste un nido que siempre estará esperando de la noche a cualquier amanecer, según sea el vuelo de este errático ser....
Yuli ( Junio '12)
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