Tan bella la noche que ella misma, cobijándome en sus
brazos, arrulló mi sueño.....El fresco de la mañana susurrando brisas a
mi cara indicó que despertara, un mar de hojas a mi vista recordaba la
fuerza del viento la noche anterior, desnudando de vestidos dorados
aquel camino de eucaliptos. Me erguí ante él, miré hacia el horizonte
buscando una guía, caminé con cautela sin saber donde llegaría ni cuanto
tomaría el trayecto. El pensamiento se arremolinó en mi cerebro, donde
iría, con quien me cruzaría, sentía sensaciones extremas, miedo,
valentía, desazón, sorpresa. La más fuerte fue la libertad que se
presentó ante mí con gallardía, porque el final del camino tenía reja,
un candado, una llave, que de tanto buscar estaba al alcance de mi mano.
Seguí el sendero hasta el cauce de un río, el viento había roto sobre
las orillas un grueso tronco, casi como un puente, cerré mis ojos, apoyé
mis pies sobre él y llamando al equilibrio le pedí la compensación al
caminar pues debo ir al otro lado a tomar la llave. Y el equilibrio me
acompañó. Continué mi andar sabiendo que habría otros obstáculos, llamé a
la valentía diciéndole, inúndame por completo, porque el miedo me
atacará por cualquier flanco y necesito llegar donde este camino me
lleve, la valentía se presentó ante mí , pero no como esperaba, sólo era
una túnica blanca, suave, pero seguro sería lo que me protegería. Me
coloqué aquella vestidura sin mancha alguna y seguí, caminando sobre
ruido seco de hojas bajo mis pies desnudos. Llamé a la razón, la
necesitaba, sería este camino el que debía seguir o aquel que
vislumbraba en la lejanía, la razón se presentó ante mi como potente
rayo de luz en aquel impenetrable bosque, iluminando solo un sendero.
Me detuve ante la temida limitación y el equilibrio hizo otra vez lo
suyo, con suavidad agaché mi cuerpo y tomé la llave, la valentía habló a
mi oído diciendo: el miedo no es tu amigo, te vestí con el traje de los
luchadores, no necesitas más arma que tu voluntad de abrirla, coloqué
el metal en la abertura del candado, giré dos veces, dudé, debía
hacerlo? La razón se acercó tan cauta y llamando a las otras fuerzas,
juntas dijeron, estamos todas en ti, cruza, camina, busca, porque quien
de ahora en más te acompaña es tu ansiada libertad. El chirrido de los
gonces oxidados después de años a la intemperie, cedieron ante la
fortaleza de mi impulso, cruce al otro lado del camino sintiendo que
todo estaba completo, la túnica revoloteaba en la brisa, mis amigos a
mis lados, valiente, fuerte, equilibrada con la razón de sentirme libre,
miré al sol y caminé hacia el con aire de reina................
Yuli (Agosto '11)
Supiste anteponer tus mínimos miedos, y con el poder con que se resaltaba tu esperada y ansiada Libertad, la Valentía y la Fortaleza salieron de ti por completo, mostrando esa Gran Reina que llevas dentro...
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