lunes, 20 de mayo de 2013

Ocre musical

Las hojas del nuevo otoño
se confundieron, revoltosas
entre las del libro por leer.
 Mientras, a lo lejos su guitarra
jugaba a sonar atrevida,
tan solitaria y silenciada
 por el paso del tiempo nuevo.
Y un nombre tanteaba a sonar
entre las notas entreveradas
 de aquel viejo pentagrama.
La ventana de mi alma oclusa
espiaba los andares conocidos
 de quien dijo amar un día
de tantos días sin amar.
La arboleda, testigo mudo
 de los recuerdos temidos,
se inclinaba en saludo matinal
ante mi presencia viva.
Podía verlo en pensamiento
sin ilusiones, sin deferencia
ni fantasías escondidas.
Veneno evidente su nombre
guardado con tres candados
Olvido, desengaño, silencio.
El frío de una llave en la mano
marcó mi palma ya herida.
Dejándola caer en tierra
volví mis ojos al ansiado cielo.
Sin buscar respuesta alguna
emprendí el regreso a casa.
                                           
                                Julia Marini ( Mayo´13 )

                                            

                                            

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