La llamó poeta con sencillez y complejidad,
el apodo le quedaba dos talles más grandes,
casi como el piececito de Serena en la mano.
quien, perdida entre torrentes de lágrimas,
se cobijaba en el hueco del corazón que ama.
Dibujada en la incipiente estrofa de la panza,
y con emocionada desnudez de sentimientos
Serena se asomaba entre letras de poemas.
Ensayando una nueva métrica de palabras
rasgó, el filo del grafito azul, en la blancura.
Y custodiando historias sobre su alba cama
las letras dieron a luz el nombre de Serena.
Julia Marini (Setiembre '14 )
No hay comentarios:
Publicar un comentario